«Con el alma empapada,
ahora toca besar la sal,
atrás estelas diluidas
y en la proa paz y nada más.»
Es el final de la etapa de la vida: Después de un camino recorrido lleno de vivencias, que se plasman en recuerdos, se busca paz, sabiendo que el futuro, dentro de su certeza, es limitado e incierto.
Cómo plasmar este periodo de la vida en fotografías sin llegar a mostrar imagen alguna de personas es una cuestión que me planteaba, siendo fotógrafo de paisajes más que de otra categoría. Quise recurrir a alegorías y optar por símbolos que bien podrían representar las partes de esta etapa: recuerdos, paz, trayectoria, futuro incierto pero seguro…
Para ello los elementos escogidos fueron los siguientes:
– El mar: es la base de cada imagen y se muestra tranquilo para representar la paz deseada. Una quietud que fotográficamente se conseguiría con la técnica de larga exposición diurna y así ha sido en la mayoría de las fotografías de la exposición. Solo en algunas imágenes aparece con algo de oleaje, si bien es para atender algún otro elemento necesario y representar este fin de camino.
– Horizontalidad: se opta por un horizonte para dar continuidad a esa paz antes mencionada. En algunas fotografías es indeterminado (difuminado por neblina o desenfocado) con la idea de expresar ese futuro próximo y a la vez incierto. Es el plano final, la metáfora hacia dónde se va a llegar.
– Perspectiva: No menos importantes son las líneas verticales dirigidas hacia el horizonte, son los otros elementos elegidos como pasarelas, pivotes, etc. que, siendo primeros planos, plasman el momento actual y el tramo último. Ofrecen algo de dinamismo que, en la mayoría de los casos, su punto final está sin determinar.
– Motivos elegidos: los elementos fotografiados como parte principal de la imagen son formas desgastadas con el tiempo. Representan los recuerdos, muchos de ellos han perdido su función y se mantienen solo en el momento presente prácticamente deteriorados y sin saber cuál será su destino. Se sostienen sobre ese mar en calma todavía con presencia pero sin apenas utilidad. Son, como he mencionado, los recuerdos, las obras de toda una vida.
– Por último, se ha elegido el formato blanco y negro, pero con una mínima tonalidad ocre, tal vez por dar un color dorado ya mermado y hacernos pensar en el momento referido.
Todo esto ha dado como resultado este conjunto de fotografías que componen la exposición. Se muestra con el deseo de deleite y reflexión y tal vez, el planteamiento de adjetivar el final de una vida, de un camino recorrido… el fin del viaje.
Se podrá visitar la exposición hasta el dia 7 de Agosto en la estación de Autobuses de Santa Pola. L’estació de Santa Pola